Las campanas de la iglesia de Mar, dan las ocho.
Nubes redondas, compactas, grises,
se va a sumergir en la mar.
Estiradas como si de una masa de pan se tratara,
dejan migas blancas en el cielo azul pastel.
Nos han dejado calles mojadas, y hojas brillar,
árboles que han calmado su sed.
El sol oculto tras las nubes finas,
deja sus brazos de luz entrever.
Golondrinas buscan tierra blanda,
para sus nidos poder hacer,
entre chillidos de alegría, vuelan,
por el aire fresco, alegrando el lluvioso amanecer.
Lluvia de verano que refrescó el segundo día del cuarto creciente de este mes de julio 2016 en tierras de Septentrión.