De las tupidas ramas
del bosque de pinos negros,
al mirarlo trepar montaña
salen de las agujas misteriosos hilos de luz.
Bañan como lluvia fina
bosques, heras, cultivos y prados.
En el silencio del estrecho camino,
acompañante absorto por el rumor de las aguas del río,
las abejas susurran haciendo cosquillas al cardo.