Hay momentos en la vida en que los sentidos se inundan de belleza.
Sentir tus pasos, viendo salir la enorme luna llena entre mástiles de barcos, al oeste desangrarse el cielo en colores rojizos surgiendo en sueños de la bruma de las marismas, peregrinos del aire, aves migratorias, descansando del viaje en aguas que los alimentan y proporcionan un seguro descanso nocturno. Todo eso hace que las almas se fundan en el paisaje, en el inmenso crisol del Universo.