Las pequeñas y alegres caderneras
apuran los últimos granos del día
ocultos en la hierba de la marisma.
Borrosa sobre la escollera
Pasífae con su mirada de bronce,
desafía las olas de la mar.
Las marismas a la mar quieren besar
más la arena les avisa que de sal es el agua de la mar.
Sólo la vela empujada por el viento
a la mar puede acariciar.
Hazte UNO con las aves y las marismas
ponte alas de viento y el aire y las aguas surcarás.
Tardes de domingo lentas, plácidas rumbo a la noche.