Arde el sol en el fuego del hogar.
Las llamas nos hablan de veranos.
Nos hablan de hojas verdes
cautivadoras de soles largos.
Así quedó el sol atrapado
en su cárcel de madera.
El árbol y sus brazos lo tienen prisionero.
Pero el frío despertó el hacha,
que sin vacilar segó la rama,
en el hogar ardió el fuego,
liberador de soles prisioneros.
Así el sol bailó con las llamas
convirtiendo en luz y calor
su apasionado cautiverio.