El siguiente relato no va acompañado de ninguna imagen. Es porque fue extraído de ese lugar extraño e infinito que es el mundo de los sueños. Por lo tanto pertenece a lo intangible e irreal, algo así como intentar imaginar un misterioso agujero negro en el espacio.
Además me olvidaba que es sacado del sueño de un loco.
«Cosa de locos. Un relato irreal.
En un momento de cordura, se dió cuenta el loco de que estaba en otro mundo. No era el mundo real. Por eso en el mundo real le decían: el loco.
Con los que hablaba en ese mundo de locos todos estaban alegres y se sentían felices. Compartían todas las cosas como niños jugando.
Cuando el loco que cultivaba la tierra necesitaba ayuda, allí iban todos alegres y felices a sembrar o cosechar patatas, hortalizas, granos. El que cultivaba la tierra, junto con otros locos, lo hacía porque simplemente le gustaba, eran completamente felices y además la tierra era de todos. Sin dudas estaban rematadamente locos.
Los locos cultivadores, igual que los constructores o los curadores, cuando ya estaban satisfechos de sus logros diarios iban a ver a otros locos que hacían teatro, tocaban músicas hermosas, pintaban cuadros o recitaban poemas en parques, plazas y calles, también escribían libros que todo el mundo podía leer cuando lo quisiera. A nadie le faltaba nada para llevar una vida placentera y feliz. Los locos que enseñaban a los niños a leer, escribir, compartir, jugar, lo hacían con tanto amor que todos los niños aprendían enseguida.
Todo el mundo hacía las cosas que más les gustaban y tenían tiempo para compartirlas y explicarlas a todos. Claro, estaban locos de remate.
Estaban tan locos que sabían que la tierra era de todos igual que el agua, el sol, la ciencia, la tecnología. Cada grupo humano cuidaba de su entorno, de las vidas de todos los seres vivos. Si estarían locos que decían que el planeta Tierra era su madre y el sol era su padre. Llegaban a afirmar que los átomos y moléculas que formaban sus cuerpos eran partes del sol y de la tierra.
Tan pero tan locos estaban que de los miles de lenguas que se hablaban ninguna tenía las palabras “guerra”, “hambre”, “soledad”. No las habían inventado porque como todo era de todos no había seres en soledad, ni nadie que pasara hambre y tampoco tenían que robarle nada a nadie con una guerra.
Cuando el loco tuvo el momento de cordura y vió el mundo de los cuerdos, se dió cuenta que estando loco era feliz. Nunca más volvió a la cordura.
Por suerte para el loco todo fue un sueño. Eso sí le sirvió para ver el mundo real de los “normales” con esas palabras que no entendía como “competencia”, “miseria”, “guerra”, “destrucción”, “egoísmo”….. Por supuesto no entendió nada porque él estaba loco.
Un cuento de locos.»