Largo ha sido el viaje del pequeño rayo de sol desde que escapó de la gran estrella.
Atravesó el infinito espacio y cuando vió a la hermosa esfera azul se sintió irresistiblemente atraído, magnetizado, enamorado de tanta belleza.
Superó la magnetósfera y zambullendose en el espeso mar blanco de las nubes, se sintió cautivado por el brillante verde del bosque. Acarició con infinito amor la hoja de la encina que correspondiendo a tan puro sentimiento, lo guardó en su corazón.
La hoja alimentó la rama que alguien un día cortó para cuidar a la encina.
Ya la rama como leña seca en un hogar entró.
Y el milagro de luz se hizo
al volver el pequeño rayo de sol, danzante en una llama que a mi corazón alegró.
Mi alma voló lejos, a una dehesa lejana y desde ahí hasta el sol.
Junto al Mediterráneo, en una tarde humeda y fría camino de la luna nueva.