Invierno, bienvenida a la Mujer de Blanco.
Entre nubes y cielos de colores,
el sol sale por la mar.
Muy bajo sobre el horizonte empieza a caminar.
Refleja su luz en las aguas, lento su andar.
Ahoga sus pasiones en rojos atardeceres
siempre sobre la mar.
Mientras, el Norte alarga las sombras
hasta hacerlas una con la oscuridad.
Solsticio de invierno has llegado.
La tierra helada quedará.
Bosques, caminos y casas,
con el manto del Hada Blanca, se cubrirán
temblorosos en silencio, listos a descansar.
Entre tanto frío y solitario silencio,
la semilla de trigo despertando irá.
Junto a ancestrales fuegos,
La larga noche nos deja,
frágiles lunas de cristal.
Mientras el sol, lento muy lento,
irá subiendo, hasta que deje de mojarse en la mar.
Invierno que guardas brotes y trinos
en tu helado corazón,
haz que brille en los nuestros,
el fuego, la semilla y la paz.
Ahora descansa caminante del alma,
nos dice el viento en su solitario ulular.
Siente la paz del fuego del hogar.
Entra a tu alma y no la dejes de mirar,
que el invierno te regala este remanso de paz.