Cuando se crean vínculos de alma entre los seres, nos damos cuenta que nos movemos en otra dimensión, que verdaderamente somos capaces de vivir en varios planos.
Esto me pasó a raíz de una llamada por teléfono a un amigo.
Me encanta ver como los sentimientos son capaces de poner en duda las tres dimensiones y los ejes de coordenadas de espacio – tiempo en los que creemos nos movemos exclusivamente.
Tal vez tienen razón los científicos cuando nos dicen que la mente es la que nos hace vivir la cuarta dimensión, ordenando libremente la línea, el plano y el volumen.
Bueno va la «carta» que le escribí a mi amigo después de hablar por teléfono, es que lo que se escribe parece que pasa a otra dimensión.
La titulé «La rueda de mate»