Mirar las nubes

Estar enamorado de la mar, los bosques y los cielos son placeres que te hacen sentir la vida con intensidad, ya que te transportan siempre al momento donde esta transcurre: AHORA. Ni antes ni después.

Por eso acariciar tus caderas es acariciar las nubes redondas y blandas que flotan en el cielo de verano.

Besar tus labios frescos es beber agua del manantial escondido en el bosque, llenando mi alma del amor verde y fresco de los musgos de las rocas.

Recorrer tu piel es sumergirme en las aguas claras de una cala al amanecer, fundiéndome en el agua, siendo UNO con el agua.

Cuando abres tus ojos a la inmensidad de la mar, tu corazón abre la puerta de otro mundo. El de la paz y el amor.

Por eso me gusta bañarme en tu pelo igual que me gusta bañarme en la mar.

Hago volar mi cometa, dejo que flote en el aire, mis pensamientos van con ella, los veo flotar y volar.

Para hacer inmortal a una gota de agua, la debes verter a la mar. Los instantes de alegría y felicidad los debes verter al océano del amor. Así siempre volverán tal vez en forma de gotas de lluvia fina y tendrás otra gota para hacerla inmortal.

Todo ocurre mirando las nubes, dale la forma que quieras y el instante de alegría aparecerá. Siéntelo, vívelo e igual que a la gota échalo otra vez a la mar, la mar del amor, claro.

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