El lenguaje de las piedras es el de los sueños. Es el de la luz
atrapada esperando un pensamiento. El sueño entra en la piedra, siendo
luz y pensamiento. Crean flores y jardines, montañas y bosques,
praderas y mares de horizontes inalcanzables.
Hablar con las piedras es soñar despierto. Es sentir el corazón del
centro de la Tierra.
Por eso, cuando crees que estás durmiendo, cerca de alguna piedra,
esta te invita a viajar por el extraño mundo de los sueños.
Viajo así por lugares desiertos, sitios donde siempre aparece la musa,
inspiradora de historias y cuentos. Sin voz me habla con el lenguaje
que las piedras llevan dentro. Sus cabellos vuelan sin haber viento.
Sus manos intentan acariciar mi cara, pero todavía es sólo luz y
pensamiento. Un sueño que está más allá de horizontes en praderas y
mares.
Su mirada nostálgica, la que se tiene cuando crees haber perdido algún
sueño. Tal vez no sepa que en las piedras están guardados. Esperan el
rayo de luz y el pensamiento.
A veces, en el sueño, la musa me sonríe. Es una sonrisa llena de
destellos. Seguro son instantes de luz y pensamiento haciéndose
cuarzos llenos de sueños.