
PERDER EL TIEMPO
Hoy salí a caminar por la playa. El viento de Gregal erizaba la mar.
Mientras emprendía el camino de regreso a casa me di cuenta que había perdido algo. Enseguida revise todos los bolsillos, aparentemente no faltaba nada. El teléfono móvil, los documentos, algunas monedas sueltas. Todo estaba en su bolsillo correspondiente.
Pero continuaba con la sensación de que había perdido algo.
Iba despeinado por el viento, con el corazón liviano, sin peso. Sentía mi cuerpo en calma, la respiración un poco más rápida, por eso de caminar contra el viento. Me sentía liviano, como más suelto. Oía los pájaros cantando al viento, veía las nubes grises cargadas de lluvia adentro. Todo parecía eterno.
Fue entonces que me dí cuenta que era lo perdido: había perdido el tiempo.
Se ve que al caminar por la playa, respirar la mar, escuchar al viento, ver las olas encrespadas haciendo espuma de mar, captaron mi atención y de descuidado perdí el tiempo. Lo peor de todo es que ni cuenta me dí de tamaño descuido.
La verdad, no sentí pena ninguna de que se me perdiera el tiempo.
Tampoco deseo que nadie se lo encuentre, mejor que se vaya mar adentro. Eso: que se una con la mar y guarde sus misterios.
Si alguien lo encuentra y lo recoge, mejor que lo tire lejos. Es que le gusta meterse en los relojes y hacer que vayas todos los días tenso y corriendo. Además le da valor monetario a los trabajos que muchos hacen con y por amor y esmero. Nos aparta de la vida, nos obliga a vivir en la nada, en cosas que ya pasaron o en cosas que aún no han pasado. Nunca nos deja sentarnos en un parque o caminar por la playa, hacer un sendero, visitar el bosque o nadar con y en la mar cuando está en calma. No nos deja caminar sintiendo los pies sobre la arena, la hierba o la hojarasca. Menos disfrutar de la compañía en silencio, del abrazo, del beso, ni tan sólo entrelazar tus manos con otras manos, normalmente no tenemos tiempo. Es como la sombra por más corras ligero no la atraparás nunca, en fin todo un misterio.
No pienso ir a buscarlo, sólo avisar a los que se lo encuentren de que no se lo lleven. Déjenlo perdido y sólo, de a poco tal vez, nos deje tranquilos y no busque encadenarnos ni que perdamos la vida corriendo en vez de amando y sintiendo la vida.
Creo que tuve mucha suerte de perder el tiempo.
Eres un poeta nato. Tienes toda la razón. No sabemos perder nuestro tiempo por cosas que nos aportan mucho más. Un abrazo para los dos.
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