Mientras el mirlo llena el aire con su canto,
el cielo de gris plomizo en nubes apretadas,
nos regala un llanto de vida y esperanza.
La fría lluvia recorre mi cara,
colándose como una caricia estremecedora
Miro las tiernas hojas de árboles y plantas,
temblar trémulas con la caricia del agua.
Manos húmedas o hilos de plata
cayendo del cielo para ablandar la tierra,
que hace volver la vida fresca, alegre y calma,
vuelve en agua, trinos perfumes y flores,
alegrando las almas que dejan resbalar
por sus caras, las frías aguas de las mágica
lluvia de primavera que moja, envuelve y estremece.
En el humedal las garzas,
picotean crustáceos desprevenidos.
Listas para el vuelo a las nubes,
miran al sol como baila,
solitario en cualquier charco