La misteriosa «dona d’aigua» me enseñó un dibujo que había hecho con líneas y sonido. Al ver y escuchar el dibujo de plantas exuberantes,
sentí en lo más hondo de mi ser que estamos construidos de
sueños, materia sutil que surge del gran almacén: el vacío del
espacio.
Entonces supe que todas las cosas coexisten en el mismo instante y sólo se manifiestan como «reales» las que ponemos nuestra atención, deseo, interés, observación. Así que pensé en la lluvia y esta comenzó a caer suave y fresca, tal vez siendo cada gota un universo.
Montaña fresca
Horas blandas
Chillido de golondrinas
Susurros callados por el aire
Haces de fotones
Cincel de realidades
Corazones escultores
Pensamientos volando
Atmósfera soñada
Camino de montaña
Palabras disueltas
En la fresca mañana
Montaña blanda
Cuenco del lago brumoso
Sueño encantado.