La inminente primavera sacude la tierra para despertarla. El sol en su aparente caminar estira la luz cada vez más hasta igualar en el equinoccio las luces y las sombras.
Protege con la nieve los trémulos brotes para que la helada no los destruya. Agita con el viento la mar para llenar de lluvia la tierra. Las flores responden a las caricias suaves del sol.
En lo alto de las ramas llenas de brotes el mirlo agradece con su canto el día que marcha entre la niebla a dormir el sueño de la primavera. Las parejas de patos silvestres descansan en el remanso de la marisma adormecidos por el susurro eterno de las olas.
La vida vuelve, acude presta al llamado de la primavera.
Como caminante de sueños me encanta despertar con la primavera. Sentir la vida fluir.
Dejar que el canto del mirlo, los perfumes, el aire húmedo, la lluvia, el cielo gris o soleado, la arena fría en los pies y el susurro de las olas de la mar, recorran mi cuerpo y mi alma.
Cuando estás sintiendo la vida el mundo de los sueños se plasma, se materializa como la luz creciente de la primavera. Abre el corazón a esa luz y sentirás la mirada de la vida, el beso apasionado y el abrazo fraterno.
Primer día de la luna llena de marzo de 2018, con los «despertadores» de la primavera funcionando: viento, frío, calor, humedad, lluvia, nieve y sobre todo vida eclosionando.
En tu mirada enamorada
escucho el canto del mirlo
el rumor de las olas
el aire húmedo y frío
el calor del sol.
Me sumerjo entero yo,
en tu mirada enamorada
para sentir tus labios tibios
como el sol de primavera
acaricias mi corazón.