Un pasaje de INSTANTES ETERNOS

De como la tierna mirada de un lobo marino te puede hacer trascender el espacio-tiempo.

Pasando por los relojes blandos de Salvador Dalí.

INFINITA SOLEDAD

Entre lobos y océano duerme el Polonio. Aprovecha el sol del verano para hacer la siesta.

Sabe bien que es difícil dormir en los largos días y más largas noches de tormenta. Días y noches de vientos fríos con la mar estallando olas en las rocas y un aguacero de flechas.

La luz del faro inquieta avisa a los barcos del peligro que acecha.

Dicen que a veces sirenas y tritones empujan barcos a estrellarse con las rocas. Avisan a los hombres que la mar y la tormenta les pertenecen.

Sobrecoge el alma ver la luna de Agosto, la de hielo, ver el ancho camino de luz que deja. Sólo transitado por tritones sirenas viajando al Sur a los hielos eternos de la Antártida.

Dicen que con el hielo hacen collares que parecen de diamantes. Otros dicen que llevan las almas de los marineros que estrellaron sus barcos en las rocas.

Creo que son todas fábulas que cuentan petreles y albatros a los lobos cuando descansan en las rocas.

Por eso el Polonio aprovecha el sol del verano para hacer la siesta.

Si te estiras en una de las redondas y sensuales rocas, dormirás el sueño de una siesta.

Desaparece el tiempo y tu alma sobrevuela lobos, faro, océano y roca. Sientes la sensación de infinito. Sabes entonces que eres abismo, que eres lejanía, que eres poesía en las alas del viento.

Las siestas del Polonio son inolvidables igual que los temporales y tormentas.