De fuego es la tarde.

De fuego es la tarde,

sol que te vas a dormir, 

al lecho de mar te llevas la tarde, 

te sumerges de rojo en el agua, 

otoño alto, noche larga,

todo se queda lento

hipnotizas de belleza el aire

caminar pausado por el parque

aves buscando lecho

seres invocando sueños

espero la luna no nos engañe,

el sol está dormido

en su cama de mar, 

alumbrado por la luna

acompañado de luciérnagas

miles de sueños con ojos despiertos.

A la lunita

Lunita te vas llenando,

de amorosas palabras

como no te pones roja

en vapores te deshaces,

no te de vergüenza

en llenarte de amor,

palabras que son poemas

poemas que son amor,

te veo sola en el cielo,

quisiera abrazarte, besarte,

acariciarte redonda

llenarte de amor,

amor en palabras

poemas hechos palabra.

Lunita me gustas verte,

derretida de amor

al acariciarte de palabras.

La lluvia

¿Con qué ojos mira tu corazón la lluvia?

Con alegría o con nostalgia?

Abrazo a las dos con amor eterno.

La lluvia que me trae el beso perdido en una nocturna calle solitaria.

Mojándonos las caras, los cabellos hechos cascadas, sabor a madreselvas en los labios llenos de agua fresca, lluvia clara.

Al abrir los ojos, luces bailando en la calle, espejo negro mojado.

Apretar el abrazo, estremecerte con el hilo de agua mojándome la espalda.

Nostalgia del beso perdido en aquella noche mojada.

Pero al evocarlo y sentir de nuevo el corazón latiente, acelerado, sumergirte en la dicha del infinito, de nadar en el amor, de ser amor.

¿A eso le podemos llamar nostalgia?

La nostalgia se hace historia, para amarla.

Otras veces la lluvia, si no llevas paraguas, te sumerge en la alegría de un niño, el que llevamos todos guardado. Corriendo bajo la lluvia, la cara al cielo, la boca abierta, bebiendo el aguacero, olor a tierra mojada, viendo los barquitos navegar la correntada.

¿A eso le podemos llamar alegría?

Claro, alegría para abrazarla y amarla.

Me gustan las miradas de la lluvia, de alegría o nostalgia.

Por eso cada vez que llueve elijo amarla, creando una nueva historia de alegría o de nostalgia.

Las puertas

Puertas que nos llevan al mundo “real”, tan real como el que damos por real. Todos tenemos la llave para abrir esas puertas, traspasar los mundos. En uno eres tú el que creas, en el otro el diseño ya está adjudicado. En uno vives desde el amor, la vida, en el otro vives desde el miedo y la muerte.

El drama está en que cuando vas a abrir una de las puerta, hay un cartel tal vez de advertencia: “Tú elijes”.

Elijo el vuelo de la gaviota, el abrazo del cormorán, las olas de la playa desierta, la sombra de los pinos en la ermita, las nubes de algodón, el beso y las palabras de amor dichas casi soplando la oreja.