El tiempo en la montaña.

La misteriosa «dona d’aigua» me enseñó un dibujo que había hecho con líneas y sonido. Al ver y escuchar el dibujo de plantas exuberantes,
sentí en lo más hondo de mi ser que estamos construidos de
sueños, materia sutil que surge del gran almacén: el vacío del
espacio.

Entonces supe que todas las cosas coexisten en el mismo instante y sólo se manifiestan como «reales» las que ponemos nuestra atención, deseo, interés, observación.  Así que pensé en la lluvia y esta comenzó a caer suave y fresca, tal vez siendo cada gota un universo.

Montaña fresca

Horas blandas

Chillido de golondrinas

Susurros callados por el aire

Haces de fotones

Cincel de realidades

Corazones escultores

Pensamientos volando

Atmósfera soñada

Camino de montaña

Palabras disueltas

En la fresca mañana

Montaña blanda

Cuenco del lago brumoso

Sueño encantado.IMG_5360

La alegría

Me dijeron que la alegría es un ángel

de esos de verdad

con alas de plumas, vestidos de túnica.

Me dicen algunos que no lo pueden ver.

¿Qué venda tienen tus ojos?, respondo.

Lo verás jugando con los niños

sintiendo una caricia tierna, enamorada,

viendo el sol reflejado en una cabellera al viento,

en el canto de los pájaros

en un trigal mecido por el viento,

en las noches de luna llena empapada de perfumes,

en la sonrisa franca del amigo,

en el eterno retorno de las estaciones,

en el dibujo que te habla,

en el susurro al oído,

en la luz del relámpago

el rugido del trueno,

en las horas mirando el fuego.

Al ángel de la alegría sólo tienes que invocarlo

para poder verlo.