Susurros del viento a la mar

Llega a la mar

el aire frío

de la montaña,

silencio de nieves

dormidas en cumbres altas.

Llega a la mar

el viento de la montaña,

eriza las aguas

en mil olas

que susurran y braman,

llenando de espuma

la solitaria playa.

 

Cosas del viento acariciando la mar.

 

Nuevo tiempo

Entra lentamente en cada foto como si de una ventana se tratara. Cada una lleva un mensaje y una emoción que sólo podrás oír y sentir si la abres con tu corazón.

El tiempo comienza a enlentecerse cuando el sol se acerca decidido al punto del solsticio de invierno.  Es como si quisiera alargar el sueño. Descansando en la paz de las noches largas.

Se viste de amarillo antes de acostarse en la mar.

Los seres, habitantes de septentrión, nos preparamos para verlo renacer nuevamente en otro ciclo. Verlo como empieza a alargar los días. Como nos devuelve en el nuevo amanecer la promesa de paz, alegría y libertad. Promesa que está guardada en la semilla que come el jilguero, la vela que surca la mar, el vuelo en formación de las grullas y en las nubes y montañas que borronean el horizonte.

Un nuevo tiempo para amar en la alegría. Sentir el frío, fundirnos en el sol. Sentir el latir de dos corazones fundidos en uno con un abrazo. Dejar que tu alma sea el beso, la caricia, la vela, la semilla, el vuelo de la grulla.

Momentos para dejar fluir el tiempo lentamente como un río que atraviesa praderas sin prisas por llegar a la mar. Momentos de captar los susurros de amor que nos llegan desde el aire.

Nuevo tiempo para vivir cada momento desde la alegría que al igual que el sol con su fuego de estrella celestial, nos lleva a la profunda paz y nos hace sentir el regalo de la vida.

 

Luna Nueva de Sagitario caminando lentamente al solsticio de invierno en Septentrión.

Viaje del sol.

El cormorán surge de las aguas

a ver el sol poner.

El sol sube a la abandonada barca,

la consuela en su tristeza,

barca que estás en tierra

muriendo de amor por la mar.

Tantas olas surcaste

soltando redes de luz,

capturando peces de plata

sueños de pescador.

Imploras por tu vida,

dejadme hundirme en la mar azul,

navegar los fondos marinos,

ser casa del pulpo

ver bailar las posidonias,

sentir los peces curiosear.

Sólo el sol te escucha,

como experimentado patrón,

toma con manos de oro

el vetusto timón,

igual que Ra durante la noche,

serás la barca de luz,

surcando el inframundo,

mañana volver a despertar.

Tal vez ese sea tu destino,

convertirte en barca solar.

 

A la «Mercè», la barca que sacaron del agua y hoy está apuntalada con bigas en una plaza del puerto de Vilanova i la Geltrú. Deteriorándose, agonizante sin poder navegar.

 

 

Caminos a la mar que llevan a la luna.

Caminos en la tierra que llevan a la mar

pasos que se pierden en las olas del mar

ramas y juncos temblorosos, otoño invernal.

Pronto la luna llena todo lo iluminará

brillante y abollada, la punta de la torre

la quiere pinchar.

Me quedo con el calor de tu alma

a la luz de la luna en este otoño invernal.

Caminos de tierra y mar que a la luna van.

 

Sentarse junto a la mar.

El sol se derrite entre las nubes.

De tu mano camino al horizonte.

Me fundo contigo en mil colores.

Estallido de luz en este instante.

Las olas susurran un canto,

envolviendo corazones con palabras.

No hay caminos en la luz,

sólo instantes en el alma.

Siéntate conmigo a ver el sol

derretirse entre nubes y aguas.

Guardaremos esta luz en el alma,

para que se convierta en sueño

y de sueño a sentir infinitas veces

como el sol se derrite en las aguas.