El cormorán surge de las aguas
a ver el sol poner.
El sol sube a la abandonada barca,
la consuela en su tristeza,
barca que estás en tierra
muriendo de amor por la mar.
Tantas olas surcaste
soltando redes de luz,
capturando peces de plata
sueños de pescador.
Imploras por tu vida,
dejadme hundirme en la mar azul,
navegar los fondos marinos,
ser casa del pulpo
ver bailar las posidonias,
sentir los peces curiosear.
Sólo el sol te escucha,
como experimentado patrón,
toma con manos de oro
el vetusto timón,
igual que Ra durante la noche,
serás la barca de luz,
surcando el inframundo,
mañana volver a despertar.
Tal vez ese sea tu destino,
convertirte en barca solar.
A la «Mercè», la barca que sacaron del agua y hoy está apuntalada con bigas en una plaza del puerto de Vilanova i la Geltrú. Deteriorándose, agonizante sin poder navegar.
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