







Tarde de enero junto al Mediterráneo. Pescador de caña, niño mirando, Pasífae dorada. Pescador con plumas, chorro de agua danzando, una pareja paseando. Sol de enero la mar bañando. Cielo dorado, luz del Mediterráneo.
Volar, caminar, navegar por la tarde otoño entre la mar y la marisma es un placer a los sentidos.
Desenvolver el aire frío y zambullirte con los patos en las aguas calmas de la riera. Ver mecerse los gorriones en las hierbas altas buscando el grano de comida. Sentir el viento en la cara, el sol tintando las nubes. El color azul oscuro de la mar con frío. El tiempo detenido en ese instante.
Para entrar en la tarde de otoño entre el mar y la marisma hay que recorrer un túnel curvo de luz dorada con caminos que convergen en la playa.
Respira, siente el olor a agua salada. Siente en tu cara el viento y escucha los susurros de amor que lleva en las alas.
Deja tu corazón en calma, déjalo que sea uno con la marisma, la mar, el sol y el viento que llevará tus pensamientos a donde quieras que vayan.
Impresiones de un atardecer de otoño con la luna entrando a menguante.