Sentimientos empaquetados en palabras (1)

Hoy quisiera hacer paquetes de sentimientos con palabras. Igual que cuando estás sentado en la hierba junto a un río con la espalada apoyada en el tronco de un árbol. A la sombra fresca en un mediodía de verano.

Perderme en pensamientos que corren rápido con el agua. Soñar sentimientos, intentar atraparlos en palabras. Construir oraciones largas donde las comas y los puntos son el zumbido de insectos que pasan.

Preguntarle a la corriente del río dónde se esconden las diminutas ninfas del agua. Esas que juegan con sus espejitos mágicos. Las que hacen bailar fragmentos de sol cuando se quiere refrescar en el agua.

Estirarte en la orilla del río para acariciarlo mientras camina lento o rápido. Sentir el líquido fresco que moja mi mano. Mojarme la cara.

Sentir como el río pasa. Mirar el cielo y ver pasar las nubes más veloces que el sol. Algodones blancos de vapor de agua.

Escuchar el canto de las chicharras, el ulular de las torcazas. Sentir el mediodía de verano envolver mi cuerpo desnudo de tibio calor bajo la sombra del gran árbol.

Entornar los ojos y soñar sueños de agua. Tal vez para poder ver a las pequeñas ninfas del agua.

Hoy quería empaquetar en palabras el sentimiento de la paz y la calma.

Si alguien las abre y siente su cara mojada su cuerpo envuelto en calor tibio y pasa delante de su frente una mariposa, que en realidad es una ninfa del agua, los paquetes de palabras habrán estado bien empaquetados.

También cuando las vayan desempaquetando han de sentir en el pecho como el corazón se ensancha y se convierte en río y en una frondosa sombra en un mediodía de verano.

Luna semilla en el primer día de marzo de 2020.

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Caminos del agua

Caminos de agua sobre la tierra

vida fluyendo líquida y tierna

alegría etérea moja la tierra

sentimientos de agua paz en la tierra

centenarias campanas son las cascadas

peces volando en cristalinas aguas

cantos rodados suaves y firmes

caderas de hadas del agua siempre risueñas

instantes eternos de paz y alegría

caminos de agua llevando sueños

sueños de calma y paz mojando la tierra.

La siesta.

¿Cuánto ha pasado desde que el campanario de la iglesia tocó las 12?  ¿Unas horas o una eternidad de sol y luz brillante?

Calientes adoquines, cemento y asfalto. Calles de fuego. Calor altivo y victorioso. Árboles de hojas verdes derritiendo sombras ardientes en calles y plazas. Silencio de mediodía largo.

El aire húmedo, caliente y agobiante enlentece la marcha de los escasos caminantes. Todo es como una pasta enganchosa e invisible adormeciéndolo todo.

No se oyen risas de niños jugando en las calles. Tampoco trinos de pájaros. El calor arrecia, la chicharra canta.

Sólo queda la siesta para desangustiar el cuerpo y el alma.

Refugiados en las casas como si de una terrible tormenta se tratara, las gentes se aquietan y descansan.

Los vasos sanguíneos por el calor se dilatan, la sangre fluye lenta igual que el fuego que el sol derrama. Él sabe que si nos cansa, soñaremos sueños de siesta. Esos que no sabes si deseas o sueñas, si haces o recuerdas.

Sueños de dormir bajo la sombra fresca, donde las haya, de una tupida higuera sobre una cama de paja recién segada.

Sueños de sentir un cuerpo ardiente compartiendo y empapando sábanas. Mezclar humedades y almas. Entrar en el sueño de la siesta llenos de alegría y calma. Paz en las almas.

Respirar el perfume de jazmines y lavandas, destilados en el atanor alquímico, calentado por el sol del mediodía largo.

Soñar con agua fresca tal vez de lejanas montañas. Agua cayendo en las cascadas. Rocas enredadas de helechos y musgos donde el sol jamás derrama sus rayos.

Soñar también con lagos, anchos y caudalosos ríos refrescando praderas, bordeando bosques achaparrados. Marañas de hojas y ramas en donde el calor no pasa. Submundo de sombra fresca. Si quieres llegar al agua hay que utilizar los pasos de los nadadores carpinchos o capibaras, que ellos trazan para llegar a la hierba más allá del bosque indio.

Sueños de siesta, sueños en que no oyes las campanadas. Sueños que cuando despiertas ya pasó la calorada.

 

Las fotos son de un atardecer en el Río Negro (Uruguay), playa del Río Cebollatí (Uruguay) y una de las orillas de la inmensa Laguna Merín (Uruguay).