Mestral o Tramuntana, Xaloc, Garbí o Gregal,
alientos cálidos o helados que erizan la mar.
¿De dónde vienen y a dónde van? me he preguntado,
de ninguna parte y a ningún lugar van, han susurrado.
Sólo queremos acariciar y erizar la mar,
dejar la playa desierta y nuestra huella marcar,
convertirnos en olas encrespadas o en mansa mar
dejar olas en la arena, atrevidas hierbas besar.
Lo que más queremos de todo este loco peregrinar
es que las almas vuelen con nuestras alas
entre el frío y la soledad, el calor y la multitud
esparciendo y mezclando sueños de libertad,
susurros y voces que llevan alegría, amor y paz.
Sólo en la soledad de la fría playa puedes escuchar
las voces y los susurros de los fríos Mestral y Tramuntana,
los húmedos Gregal y Garbí o los cálidos y secos
Migjorn o Llebeig, soplando con fuerza
acariciando o erizando las arenas o la mar.